El deterioro, la falta de confianza y la inacción de las instituciones han provocado que las demandas y los tribunales de justicia se desplacen a nuevas plataformas mediáticas.
Redes sociales como Facebook o Twitter se llenan a diario de publicaciones donde se denuncian faltas a la integridad personal o cívica. Con hashtags como #lady, #lord o el ahora #metoo; exponen a miles de personas sin un margen de crítica o certeza.
Y que no se mal entienda, no estoy contra de esta forma de expresión, pero sí creo que falta mucho para que las redes sociales sean un espacio creible de información.
El peligro es que si la denuncia es falsa o exagerada, sin un intento de analisis puede provocar odio tanto hacia el demandante como del demandado y ni siquiera existe un proceso que aclare el caso.
La desconfianza y corrupción en la justicia mexicana originó este tipo de denuncias que hacen que la sociedad se polarice y desinforme.
Mientras no se repare este desliz, las instituciones seguirán en crisis y en el olvido.
