Se llevó este domingo la marcha a favor del NAICM también conocida como la marcha fifí.
La protesta, organizada por diferentes asociaciones civiles -habría que conocer el origen de cada una de ellas-, pronunciaron su rechazo a la consulta por el nuevo aeropuerto que, a decir de éllos, no abarcó toda la opinión pública del país. Ahora, las respuestas hacia la marcha son interesantes tomando en cuenta que se trata de un asunto entre dos clases: la política (el gobierno entrante) y la patronal (contratistas). En la marcha no participa ningún órgano empresarial, de ahí que se le tache como marcha "fifí" porque el trabajador y empleado defiende el interés del jefe.
En su lugar, es una fracción de la clase media mexicana quien convoca a la marcha. Y lo hace por miedo a perder los pocos espacios que le quedan para su desarrollo. Tras las reformas estructurales del gobierno saliente el empleado, burócrata o "godínez" se ve en la necesidad de defender una falsa promesa de progreso. De ahí que la marcha se organice en redes sociales (facebook, twitter) y refleje un pensamiento clasista que atenta con los suyos y de modernización ("un nuevo Santa Fe", "no somos Venezuela").
Día tras día las marchas y protestas en la Ciudad de México dividen a la opinión pública del país. Por eso debemos ser críticos en el momento de conocer las manifestaciones y sus pronunciamientos: quién la financía o protege, conocer la procedencia de las fuentes de informacion que hablan de la marcha, a quién le conviene la movilización, etcetera.
Mientras semos concientes de todo lo que gira alrededor de las marchas es probable que la clase media no se deje polarizar y usar por los de arriba.
