¿Diablitos? No, subsidios
Con la nueva reforma energética que propone el presidente Andrés Manuel López Obrador para restaurar la Comisión Federal de Electricidad (CFE), salieron a la vista muchos de los negocios que se desconocían entre la iniciativa privada y las anteriores administraciones de gobierno.
Y es que una vez que se conoció el contenido de esta reforma, varios empresarios buscaron ampararse y evitar que sus negocios no se vieran afectados, amparos que provocaron que el ejecutivo pronunciase su malestar y evidenciara a empresas como Walmart, Bimbo y Oxxo, que pagan menos de luz en comparación con una familia mexicana.
La reforma energética del presidente Andrés Manuel López Obrador busca corregir la reforma pasada del expresidente Enrique Peña Nieto: acabar con las subastas de energía eléctrica, los subsidios de la CFE a la iniciativa privada y su enriquecimiento, mismo que existía desde el proyecto neoliberal del expresidente Carlos Salinas.
No olvidemos también que en el sexenio de Felipe Calderón se disolvió el organismo público "Luz y fuerza del Centro" (LyFC) para que la CFE se quedara a cargo en la zona centro del país y de la infraestructura de LyFC. La industria eléctrica en México, al igual que el petróleo, se ha visto envuelta en huachicoleo de luz y negocios bajo la mesa que afectan a la población con el aumento en sus tarifas.
Por mucho tiempo nos hicieron creer que la decadencia de la industria eléctrica se debía al robo de luz con los llamados "diablitos", pero la realidad era que el desfalco económico se dio por los subsidios y contratos leoninos con la iniciativa privada.
